“Cerca del 30% de los pacientes con psoriasis pueden experimentar depresión”, así lo aseguró la Dra. Diana Rocío Gil, especialista en reumatología de la Universidad Nacional de Colombia, quien abordó el tema de la artritis psoriásica, una enfermedad que afecta tanto la piel como las articulaciones de quienes la padecen.
En este sentido, la doctora advierte el impacto que tiene la condición en la salud mental de quienes padecen esta enfermedad, añadiendo que su calidad de vida se ve severamente afectada. Por lo que en su opinión, el apoyo de la familia y la integración en grupos de pacientes son fundamentales para mejorar su bienestar emocional.
La Dra. Gil enfatiza en la importancia del autocuidado y la adhesión al tratamiento, no solo como elementos para lidiar con la artritis psoriásica, sino también como herramientas para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias. A medida que aumentan los casos de esta enfermedad, el conocimiento y la atención multidisciplinaria se vuelven necesarios para combatir sus efectos y ofrecer una vida más plena a quienes la sufren.
Conocer la condición es clave para el paciente
La Dra. Gil destacó la importancia de que los pacientes reconozcan los síntomas, los factores de riesgo asociados con esta condición y la relevancia de un tratamiento integral, que incluya la salud mental y el estilo de vida del paciente, ya que la artritis psoriásica suele presentarse después de que el paciente ha desarrollado psoriasis.
La especialista explicó que los síntomas más comunes que deben alertar a los pacientes incluyen «dolor articular y dolor en las coyunturas». Es especialmente preocupante si estos dolores se manifiestan por la mañana al levantarse o después de periodos prolongados de reposo. La mejoría del dolor con la actividad física y su persistencia diaria durante más de un mes son señales que no deben ser ignoradas.
Entre los factores de riesgo identificados para el desarrollo de la artritis psoriásica, la especialista mencionó la obesidad, el compromiso severo de la piel y los antecedentes familiares de la enfermedad. «Los pacientes con psoriasis severa, especialmente aquellos con afectaciones en el cuero cabelludo y las uñas, tienen un mayor riesgo de presentación», resaltó la especialista.
Una vez diagnosticada, el tratamiento varía según el número de dominios afectados y la gravedad de la enfermedad. La doctora Gil explicó que inician el tratamiento con fármacos modificadores de la enfermedad, siendo el metotrexato uno de los más utilizados. Si no se logran los resultados esperados, se puede recurrir a medicamentos biológicos más específicos.
Sin embargo, el manejo de la artritis psoriásica no se limita a medicamentos. La doctora Gil subrayó la importancia de un enfoque integral que incluya ejercicio regular y manejo del estrés. «La actividad física, el sueño reparador de 7 a 8 horas y una dieta antiinflamatoria son esenciales», menciona. La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras y baja en alimentos ultraprocesados, es un ejemplo que podría beneficiar a estos pacientes.