Por: Dra. Krystal D. Ortiz Díaz, Cirujano general y bariátrica
La obesidad se define en la actualidad como: un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 30. Sin embargo, sabemos que esta condición es mucho más que un cálculo matemático. La obesidad es una condición crónica que se origina de un desorden metabólico y que lleva a la acumulación excesiva de grasa en los tejidos. Es un estado de inflamación generalizado que afecta todos los sistemas del cuerpo aumentando la morbilidad y mortalidad en los pacientes.
Más allá de una definición, es una condición de salud que afecta a nuestra población, tanto en el ámbito físico como en el emocional, y que ha ido aumentando a pasos agigantados en las últimas décadas. Se estima que para el 2023 la prevalencia de obesidad en adultos rondaba un 40%. Estas cifras son alarmantes y claramente evidencian la necesidad de optimizar nuestros avances en prevención y manejo de la obesidad.
Se propone entonces la cirugía bariátrica como un método efectivo para ayudar en el tratamiento de esta condición. Es muy importante resaltar que ésta es sólo una herramienta en el proceso y no la cura definitiva de la obesidad. Para ver resultados favorables, la cirugía debe complementarse siempre con una dieta saludable y un cambio permanente en el estilo de vida que incluya: actividad física regular, buena higiene del sueño, buenas relaciones interpersonales y una disminución del estrés.
A lo largo de los años se ha ido trabajando en el tratamiento de la obesidad partiendo de distintos ángulos: desde lo menos invasivo (dieta, ejercicio, medicamentos, etc.), hasta lo más invasivo (procedimientos endoscópicos, cirugías). Con el tiempo, se ha podido evidenciar que la cirugía bariátrica es una alternativa efectiva a corto y largo plazo, que ayuda a que el paciente pueda alcanzar/mantener un peso saludable. Es por esta razón que, en los pasados años, hemos visto un aumento significativo en el número de cirugías bariátricas.
A modo de definición, pensemos en la cirugía bariátrica (o cirugía metabólica) como un procedimiento quirúrgico que nos permite modificar el sistema digestivo alterando la forma en la que nuestro cuerpo responde a las calorías que consumimos. Por así decirlo, nos hace más susceptibles a la optimización de nuestra dieta y actividad física permitiendo que podamos, no solo bajar de peso, si no también mantener el peso que hemos perdido.
De forma estimada, se pierde aproximadamente de un 50% a 80% del peso corporal en exceso («excess body weight») al cabo de un año o dos. El peso que se pierde por medio de la cirugía bariátrica va a variar dependiendo del tipo de cirugía que se realice y de la continuación de los cambios positivos en el estilo de vida. Por esta razón, es fundamental combinar la cirugía con un estilo de vida saludable que permita que el resultado perdure a largo plazo.
A través de los años se ha ido ampliando la gama de cirugías bariátricas que están aprobadas para ayudar a tratar la obesidad. Entre las más populares se encuentran: la manga gástrica, la derivación gástrica «gastric bypass» y la derivación biliopancreática con cruce duodenal «duodenal switch». Aunque muy diferentes en el aspecto técnico, las mismas se pueden clasificar con base al mecanismo que utilizan para ayudar a cambiar el metabolismo: restrictivo, de malabsorción o una mezcla de ambos. Independientemente de la cirugía que se vaya a realizar; las indicaciones y el proceso perioperatorio son similares.
¿Quiénes son candidatos a cirugía?
Como regla general y, sin entrar en particularidades, la cirugía está indicada en aquellos pacientes con un IMC mayor o igual a 40 y en pacientes con un IMC mayor o igual a 35 que tengan alguna condición comórbida asociada a la obesidad (hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, apnea del sueño, hígado graso, etc). En adición, debe estar demostrado que el paciente ha fallado a cambios en dieta y ejercicio antes de considerar cirugía.
¿Qué debo esperar del proceso?
Antes de la cirugía todo paciente es evaluado tanto física como mentalmente para determinar que, en efecto, está apto para someterse al procedimiento. Esto incluye una evaluación médica y psicológica completa, evaluación por nutricionista, optimización de la dieta, establecimiento de un plan de ejercicios y visitas preoperatorias con su cirujano para monitoreo de progreso, entre otras cosas.
La mayoría de estos procedimientos son realizados de manera mínimamente invasiva por lo que la hospitalización tiende a ser corta y la recuperación bastante rápida. Luego de la cirugía se espera que el paciente continúe su seguimiento con el equipo médico de manejo de peso. Dicho equipo estará monitoreando, no solo su peso, sino también su estado nutricional, físico y emocional. Para poder garantizar los mejores resultados se espera que el paciente se mantenga en cumplimiento con la dieta bariátrica, la ingesta de vitaminas/suplementos nutricionales, así como también haciendo ejercicio con regularidad y llevando un estilo de vida saludable.
Sin lugar a dudas, la cirugía bariátrica ha demostrado ser segura y eficaz en el tratamiento de la obesidad. Ha conseguido buenos resultados, a corto y largo plazo, cuando se utiliza siguiendo las indicaciones correctas y de la mano con cambios permanentes en el estilo de vida. Se ha convertido en un pilar en el manejo de la obesidad y es nuestro deber como médicos orientar correctamente a nuestros pacientes para que se sientan cómodos a la hora de tomar decisiones sobre este tema.