La depresión es una de las enfermedades mentales más prevalentes en el mundo, afectando a más de 264 millones de personas según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud. Aunque se ha avanzado en los tratamientos (antidepresivos, psicoterapia, estimulación cerebral), muchas personas no responden bien o sufren recaídas.
Más allá del sufrimiento invisible
Durante décadas, el debate sobre la depresión giró entre factores psicosociales, ambientales y neuroquímicos. Pero un paso tardío y decisivo ha sido escudriñar qué células específicas del cerebro están involucradas en esta enfermedad. Hasta ahora, los estudios apuntaban a alteraciones globales en circuitos cerebrales o neurotransmisores como la serotonina, dopamina o cortisol.
Un nuevo estudio realizado por investigadores de McGill University y el Douglas Institute, publicado en Nature Genetics, ha identificado dos tipos celulares —una clase específica de neuronas excitatorias y un subtipo de microglía (células inmunes del cerebro)— que presentan alteraciones genéticas en personas con depresión. Este hallazgo marca un antes y después al vincular la depresión a modificaciones precisas en células particulares, no solo a desequilibrios generales del cerebro.
Cómo se realizó el estudio: técnica de punta en tejido cerebral humano
Este descubrimiento fue posible gracias a la disponibilidad de un banco cerebral rara vez accesible: el Douglas-Bell Canada Brain Bank, que contiene tejido post mórtem de personas con enfermedades psiquiátricas. Los investigadores analizaron muestras del cerebro de 59 personas con depresión y 41 controles sin depresión.
Usando nuevas técnicas de genómica de célula individual, examinaron tanto el ARN (la actividad génica) como las secuencias reguladoras del ADN en miles de células individuales. Esto permitió observar en qué células el patrón de expresión génica era diferente en los pacientes con depresión frente a los controles.
Los resultados revelaron que:
- En las neuronas excitatorias responsables del control del ánimo y del estrés, muchos genes mostraban una regulación alterada en las personas con depresión.
- En un subtipo específico de microglía, las células inmunes del cerebro encargadas de inflamación y mantenimiento tisular, también se hallaron firmas genéticas diferentes, indicando que esas células podrían contribuir al proceso inflamatorio cerebral que acompaña la depresión.
Este mapeo fino de los tipos celulares afectados refuerza la idea de que la depresión no es solo una disfunción de neurotransmisores, sino una enfermedad con marcas celulares bien definidas.
Qué implicaciones clínicas tiene este hallazgo
1. Comprensión biológica más precisa
Identificar qué tipos celulares están “fallando” abre puertas para entender cómo los circuitos cerebrales responsables del ánimo y la respuesta al estrés se deterioran en la depresión. Además, demuestra que los mecanismos inmunes (microglía) participan activamente, no como una consecuencia secundaria, sino como pieza del origen de la enfermedad.
2. Terapias más focalizadas
Si sabemos que ciertas neuronas y microglías están alteradas, podríamos diseñar fármacos que actúen específicamente en esas células, en lugar de usar tratamientos generalistas que afectan muchos circuitos cerebrales y producen efectos secundarios.
3. Posibilidad de diagnóstico temprano
En el futuro, podría estudiarse si ciertos biomarcadores en sangre, líquido cefalorraquídeo o imágenes cerebrales permiten detectar estas alteraciones celulares antes de que aparezcan los síntomas clínicos (depresión manifiesta). Eso abriría la ventana para intervención precoz.
4. Relación con otras enfermedades
Las microglías alteradas y la neuroinflamación también han sido implicadas en otras condiciones como Alzheimer, esclerosis múltiple y trastornos neuropsiquiátricos. Este hallazgo podría arrojar luces sobre mecanismos compartidos entre depresión y enfermedades neurológicas.
Desafíos, limitaciones y próximos pasos
Aunque el estudio es ambicioso e innovador, también tiene limitaciones importantes:
- El análisis se hizo en tejidos post mórtem, lo que refleja un estado ya avanzado. No permite ver cómo evolucionan los cambios celulares durante el curso de la depresión en vivo.
- No todos los genes alterados ni todas las células muestran cambios uniformes entre personas con depresión: hay solapamientos con personas sanas, lo que indica variabilidad individual.
- Aún no se ha demostrado que intervenir específicamente esas células llevará a remisión del trastorno, ni los riesgos que eso implicaría.
- La replicación en otras poblaciones y estudios con cohortes más grandes es esencial para validar estos hallazgos y su aplicabilidad amplia.
Los investigadores ya están planeando estudiar cómo esos cambios celulares afectan la conectividad cerebral y si fármacos moduladores de microglía o neuromodulación selectiva sobre esas neuronas podrían revertir los efectos.
Un faro de esperanza en la neurociencia de la depresión
Este descubrimiento representa un paso notable en la neurociencia de la depresión. Al identificar que neuronas excitatorias específicas y microglías tienen modificaciones genéticas propias en personas con depresión, se refuerza la idea de que esta enfermedad tiene un fundamento biológico claro, visible y localizable.
Para pacientes, ofrece la promesa de que, en el futuro, los tratamientos podrían ser más precisos, más efectivos y con menos efectos secundarios. Para médicos y científicos, abre un nuevo mapa celular al que apuntar para desarrollar terapias de “alta resolución”. En definitiva: avanzar no solo en paliar los síntomas sino en atacar las raíces celulares de la depresión.