Los inhaladores utilizados para tratar el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en Estados Unidos han dejado una huella climática considerable. Entre 2014 y 2024, estos dispositivos emitieron alrededor de 24,9 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente (CO₂e), según un nuevo análisis publicado en JAMA Network Open.
El estudio, que analizó datos de 1.600 millones de inhaladores dispensados en todo el país durante ese período, estima que el 98 % de las emisiones provino de los inhaladores de dosis medida, que contienen propelentes de hidrofluoroalcanos (HFA), potentes gases de efecto invernadero.
El costo social de estas emisiones —es decir, el valor económico de los daños causados al clima y la salud humana— se calculó en 5.700 millones de dólares, con un rango entre 3.500 y 10.000 millones.
Un impacto creciente y concentrado en pocos medicamentos
Los investigadores observaron un aumento del 24 % en las emisiones anuales: pasaron de 1,9 millones de toneladas métricas en 2014 a 2,3 millones en 2024.
Tres tipos de inhaladores fueron los principales responsables, representando el 87 % de las emisiones totales:
- Albuterol, utilizado como broncodilatador de acción rápida.
- Budesonida-formoterol, una combinación antiinflamatoria y broncodilatadora.
- Propionato de fluticasona, un corticosteroide inhalado común.
Una transición necesaria hacia inhaladores más limpios
Los inhaladores de dosis medida (MDI) emiten gases por los propelentes que liberan el medicamento en forma de aerosol, mientras que los inhaladores de polvo seco (DPI) y los de niebla suave no utilizan estos gases, por lo que generan una huella de carbono significativamente menor.
El gobierno federal estadounidense ya ha comenzado a implementar políticas para reducir progresivamente los hidrofluorocarbonos —en línea con compromisos internacionales—, pero los autores advierten que se necesitan medidas más específicas para el sector farmacéutico.
Entre las estrategias propuestas figuran:
- Promover el uso de inhaladores de polvo seco y de niebla suave.
- Incentivar el desarrollo de inhaladores con propelentes de bajo potencial de calentamiento global.
- Facilitar la accesibilidad económica de estos productos para pacientes y aseguradoras.
Salud y clima, un desafío compartido
Los inhaladores son una herramienta vital para millones de personas con asma o EPOC, pero su impacto ambiental plantea un dilema sanitario y ético. Los autores del estudio destacan que la transición hacia alternativas más sostenibles no debe comprometer la accesibilidad ni la eficacia del tratamiento.
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