La licenciada en nutrición y dietética, Lilyana Figueroa, abordó la importancia de la prevención de la obesidad infantil, una condición que calificó como “uno de los problemas de salud pública más serios del siglo XXI”.
La especialista recordó que este trastorno no se trata de un asunto estético, sino de una condición médica con implicaciones profundas. “La obesidad infantil se define como un exceso de grasa corporal en un niño en relación con su edad y su estatura, y puede tener consecuencias graves a corto y a largo plazo”, explicó. Entre ellas, mencionó un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares.
Además de los riesgos físicos, Figueroa subrayó los efectos emocionales de la obesidad. “Los niños con obesidad pueden sufrir también problemas emocionales, baja autoestima, depresión, ansiedad y todo esto debido al acoso escolar”, señaló.
Respecto a los factores que contribuyen al aumento de esta condición, la licenciada apuntó a la alimentación inadecuada —rica en azúcares, grasas saturadas y ultraprocesados—, el uso excesivo de pantallas y la falta de actividad física. También destacó la relación entre la alimentación y las emociones: “Muchos niños comen por ansiedad, aburrimiento o estrés, y es allí donde debemos enseñarles a reconocer el hambre real versus el hambre emocional”.
En cuanto a las medidas de prevención, la experta insistió en el rol clave de los padres. “Prevenir la obesidad infantil es una tarea que comienza en la casa y requiere compromiso, paciencia y mucho amor”, dijo. Entre sus recomendaciones, resaltó fomentar una alimentación saludable con frutas y vegetales diarios, promover el agua como bebida principal, limitar las bebidas azucaradas y snacks procesados, y establecer rutinas de comidas y sueño regulares.
Asimismo, enfatizó el valor del ejemplo: “Los niños imitan lo que ven. Si los padres comen saludable y son activos, hay muchas más probabilidades de que los niños adopten estos comportamientos”.
Así, la licenciada Figueroa recordó que invertir en la salud infantil hoy es sembrar un futuro más saludable y feliz: “Adoptar hábitos saludables en familia no solo protege la salud física de los niños, sino que también fortalece los vínculos afectivos”.