La quimioterapia adyuvante, tras la extracción del ojo afectado, optimiza los resultados en niños con retinoblastoma unilateral que presentan características histopatológicas de alto riesgo, lo que los hace más susceptibles a metástasis y mortalidad.
Una investigación dirigida por el Dr. Mattan Arazi, del Instituto Oftalmológico Goldschleger del Centro Médico Sheba en Ramat Gan, Israel, comparó los resultados en niños con retinoblastoma unilateral con rasgos distintivos de histopatologías de alto riesgo que recibieron quimioterapia adyuvante después de la enucleación, frente a aquellos que no se les realizó este procedimiento.
De este estudio se extrajeron datos de 600 niños con retinoblastoma unilateral (edad media en el momento del diagnóstico, 34,8 meses; 55,0%, niños) de 14 centros en nueve países, que decidieron someterse a la extirpación del ojo afectado entre los años 2011 y 2020.
De los participantes, 505 (84,2%) presentaron características histopatológicas de alto riesgo (HPHF), tales como invasión del nervio óptico retrolaminar, invasión masiva de los coroides, afectación escleral o extraescleral, impacto en el segmento anterior, o invasión combinada no masiva del nervio óptico, coroides y las capas prelaminar o laminar; estos pacientes fueron sometidos a quimioterapia adyuvante, con un seguimiento promedio de 39,2 meses.
En total, 63 (10,5%) niños fueron inicialmente diagnosticados con una enfermedad que no se consideraba de alto riesgo y no recibieron quimioterapia adyuvante, pero posteriormente se les reclasificó como portadores de características histopatológicas de alto riesgo.
Los resultados principales incluyeron la reincidencia de un tumor orbitario, metástasis, fallecimiento y resultados combinados, definidos como la ocurrencia de al menos uno de los tres eventos mencionados.
Según el estudio, se manifestó que la invasión coroidea masiva y la invasión del nervio óptico poslaminar aumentaron el riesgo de metástasis sistémica y mortalidad de tres a cuatro veces en niños con retinoblastoma.
Asimismo, se comprobó que la terapia adyuvante redujo el riesgo de recurrencia tumoral, metástasis sistémica, mortalidad y resultado combinado en niños con enfermedad de alto riesgo. De los 63 niños que tuvieron una conversión tardía al grupo de alto riesgo, seis presentaron recurrencia del tumor, cinco sufrieron metástasis sistémica (todos fallecieron) y seis murieron durante un seguimiento de cinco años.
En 114 niños se documentó una invasión coroidea menor aislada con afectación del nervio óptico prelaminar o laminar; sin embargo, esta se clasificó como una característica de alto riesgo, lo que hizo que solo el 59,6 % de los casos fueran elegibles para recibir quimioterapia. Entre los 114 niños, seis desarrollaron metástasis y fallecieron, cuatro de los cuales no fueron tratados con quimioterapia adyuvante.
Los autores del estudio afirmaron que “Las consecuencias de no estandarizar el HRHF y de definir protocolos para la terapia adyuvante resultan en resultados adversos para los pacientes. A medida que se hacen evidentes los esfuerzos para abordar el Rb [retinoblastoma] a escala mundial, se justifican los esfuerzos correspondientes para reducir las disparidades en los resultados del Rb a través de estrategias de tratamiento definidas, especialmente entre los países de ingresos más bajos.”