Durante décadas, los científicos se han preguntado qué ocurre realmente en el cerebro de una mujer durante el embarazo. Ahora, una creciente base de evidencia revela que el embarazo no solo transforma el cuerpo, sino también reestructura y moldea el cerebro materno, potenciando habilidades que fortalecen el vínculo entre madre e hijo.
A diferencia de cualquier otra etapa de la vida, el embarazo desencadena cambios neuronales y estructurales únicos. Estudios recientes indican que a partir de la semana 28 se produce un aumento de las conexiones nerviosas que mejoran funciones como la atención selectiva, la memoria a corto y largo plazo, y la capacidad de enfocar la atención en el bebé en desarrollo.
Estos cambios son impulsados por un aumento en los niveles hormonales, resultado tanto del desarrollo del bebé como de la alimentación de la madre. Sin embargo, este proceso también puede conllevar riesgos metabólicos y hormonales, que afectan las emociones y la conducta materna.
Entre los principales cambios cerebrales observados destacan:
- Aumento del tamaño de la glándula pituitaria, que favorece la conexión emocional madre-bebé.
- Agrandamiento de la amígdala, asociado a variaciones emocionales y estados de ansiedad o depresión.
- Activación del giro cingulado, corteza prefrontal y orbitofrontal, áreas implicadas en los procesos de enamoramiento y creación de vínculos.
- Incremento de actividad en el precúneo, que ayuda a la madre a tomar conciencia de su cuerpo y del desarrollo del bebé.
A nivel neuroquímico, también se observan importantes variaciones:
- Cortisol: Su aumento puede generar episodios de ansiedad y depresión.
- Serotonina: Producida por la placenta durante el embarazo, su caída tras el parto puede estar relacionada con la depresión posparto.
- Dopamina: Su elevación natural afecta el control de impulsos, el apetito y el sueño.
Otras hormonas, como la oxitocina, progesterona y estrógenos, también desempeñan un papel crucial en la creación del vínculo emocional, la regulación del estado de ánimo y la preparación del cuerpo para la lactancia.
Sin embargo, también ayudan a comprender por qué algunas mujeres son más vulnerables a la depresión posparto o a otros trastornos psicológicos, subrayando la importancia de conocer estos mecanismos para prevenir posibles complicaciones.
El embarazo, además de ser un milagro biológico, es una transformación cerebral profunda que prepara a la mujer para una de las tareas más complejas y hermosas: cuidar y conectar con su hijo.
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