La pandemia de COVID-19 ha dejado huellas profundas en todos los aspectos de la salud pública, y uno de los más preocupantes es su impacto en la detección y tratamiento del cáncer. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las restricciones impuestas durante la pandemia y la presión sobre los sistemas de salud globales provocaron una caída del 23 % en los diagnósticos de cáncer, lo que equivale a aproximadamente un millón de casos no detectados en todo el mundo.
Cáncer y COVID-19: Un problema de acceso y temor durante 2 años
El estudio, publicado en la revista Nature Cancer, analizó más de 240 investigaciones realizadas entre 2020 y 2022, proporcionando una evaluación integral del impacto de la pandemia en la atención del cáncer. Entre los hallazgos más alarmantes, se observó una reducción del 39 % en los programas de detección, una caída del 24 % en los procedimientos diagnósticos y una disminución del 28 % en los tratamientos.
Estas cifras reflejan múltiples factores:
- Restricciones de acceso: Los confinamientos y la suspensión de servicios médicos no urgentes dificultaron que los pacientes accedieran a centros de salud para chequeos rutinarios.
- Miedo al contagio: Tanto los pacientes como los profesionales de la salud mostraron reticencia a acudir o atender consultas por temor a contraer el virus.
- Interrupciones en la cadena de suministro: La falta de equipos y medicamentos esenciales agravó la situación, especialmente en países en desarrollo.
Efectos a largo plazo del COVID-19 en el cáncer
El impacto real de estos retrasos en el diagnóstico y tratamiento del cáncer podría tardar años en hacerse evidente. Según los científicos de la OMS, un aumento en las tasas de mortalidad por cáncer debido a diagnósticos tardíos podría no reflejarse inmediatamente en los datos estadísticos. Los «desplazamientos en las etapas del cáncer» —cuando los pacientes son diagnosticados en etapas más avanzadas— tendrán un impacto directo en las tasas de supervivencia.
Por ejemplo, un estudio previo de la Universidad de Oxford reveló que, en el Reino Unido, se dejaron de diagnosticar aproximadamente 62,000 casos de cáncer entre marzo de 2020 y diciembre de 2021. Estas cifras incluyen cánceres de mama, colon, pulmón y próstata, todos con pronósticos significativamente mejores si se detectan temprano.
Desigualdades globales y el cáncer
Aunque el estudio proporciona una visión global, los investigadores reconocen que los datos son limitados, especialmente en países de bajos recursos y en regiones como África. Esto sugiere que la cifra real de casos perdidos podría ser mucho mayor.
En países desarrollados, como Inglaterra, los datos del NHS muestran que en 2020 los diagnósticos de cáncer disminuyeron un 11.7 % en comparación con 2019. Sin embargo, en 2021 estas cifras comenzaron a recuperarse. En contraste, en naciones con sistemas de salud más frágiles, las interrupciones probablemente tuvieron consecuencias aún más severas.
Tipos de cáncer más afectados por las cuarentenas del COVID-19
Algunos tipos de cáncer fueron más difíciles de diagnosticar durante la pandemia debido a la naturaleza de sus síntomas y a las limitaciones en las consultas médicas:
- Cánceres de sangre: Los síntomas iniciales, como fatiga o fiebre, se confundieron fácilmente con los de COVID-19.
- Cánceres ginecológicos: Síntomas como el sangrado vaginal o problemas abdominales fueron ignorados por muchos pacientes.
- Cáncer de piel: La reducción de consultas presenciales dificultó la detección de lesiones sospechosas.
Además, el cambio a consultas médicas virtuales complicó aún más el diagnóstico preciso de ciertas enfermedades, como el cáncer de piel, que requiere una evaluación visual detallada.
Un llamado a la acción para recuperar el tiempo perdido y detectar el cáncer a tiempo a nivel mundial
El cáncer sigue siendo la segunda causa principal de muerte en el mundo, responsable de aproximadamente 10 millones de fallecimientos en 2020. Para mitigar los efectos de los diagnósticos tardíos durante la pandemia, los expertos instan a reforzar los programas de detección temprana y tratamiento. Según el profesor Lawrence Young, de la Universidad de Warwick, es crucial cerrar las brechas en los datos y priorizar estrategias que aborden el retraso acumulado.
La pandemia de COVID-19 expuso las vulnerabilidades de los sistemas de salud globales, especialmente en la atención a enfermedades crónicas como el cáncer. Si bien los diagnósticos y tratamientos comienzan a recuperarse, es imperativo aprender de esta experiencia y fortalecer los sistemas de salud para enfrentar futuras emergencias. La detección temprana sigue siendo la herramienta más poderosa contra el cáncer, y garantizar el acceso equitativo a estos servicios es esencial para salvar vidas.