Cáncer cervical: ¿Por qué la detección temprana sigue siendo un reto en EE. UU.? 

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Una solución potencial para aumentar la detección en comunidades desatendidas es la toma de muestras de VPH por parte del propio paciente, recientemente aprobada por la FDA.

El cáncer de cuello uterino (CCU) representa el cuarto cáncer más común entre las mujeres a nivel mundial y es una de las principales causas de muerte en países en desarrollo. Un estudio de las doctoras Gold, Williams y Wainstein, resalta los desafíos en la detección de cáncer cervical en pacientes de alto riesgo en la atención primaria.

Aunque en Estados Unidos la incidencia y mortalidad son menores gracias a la detección temprana y la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), aún existen comunidades donde el CCU sigue siendo un problema grave, especialmente entre las poblaciones inmunodeprimidas y aquellas que viven en condiciones de pobreza.

Disminución en la detección 

Un reciente estudio revela que la proporción de mujeres estadounidenses que están al día con las pruebas de detección de CCU ha disminuido de un 86% en 2005 a un 77% en 2019, con cifras aún más bajas en mujeres de color, aquellas con seguro médico insuficiente, y en comunidades rurales. 

La infección persistente por VPH oncogénico, en particular los subtipos 16 y 18, es responsable de casi todos los casos de CCU, aunque la mayoría de las infecciones por VPH son transitorias. 

Métodos de detección

La detección del CCU se realiza a través de tres métodos principales: la citología o prueba de Papanicolaou (Pap), la prueba primaria de VPH, y pruebas conjuntas. Las guías de detección del Grupo de Trabajo del US Preventive Services y la American Cancer Society sugieren que las mujeres con riesgo promedio sigan pautas de detección específicas por edad, independientemente de su estado vacunal. 

Manejo de pacientes de alto riesgo

Las mujeres con antecedentes de VIH, trasplantes de órganos o células madre, lupus eritematoso sistémico, y otras condiciones que comprometen el sistema inmunológico, tienen un riesgo elevado de CCU. Las pautas actuales establecen que la detección debe comenzar en el momento del diagnóstico de VIH y continuar a lo largo de la vida, con un enfoque particular en la citología y pruebas conjuntas.

Desafíos en la detección

Aproximadamente el 20% de los casos de CCU se producen en mujeres mayores de 65 años, y la falta de detección adecuada es un factor crítico en el desarrollo de la enfermedad. Las disparidades en acceso a la atención médica agravan la situación, siendo más prevalente el CCU entre minorías raciales y étnicas, personas con discapacidades y aquellas sin seguro médico. 

Una solución potencial para aumentar la detección en comunidades desatendidas es la toma de muestras de VPH por parte del propio paciente, recientemente aprobada por la FDA. Esta modalidad podría ayudar a eliminar barreras y fomentar la participación en programas de detección.

A medida que se enfrentan desafíos, como la disminución en las tasas de detección y las disparidades en el acceso, es crucial implementar estrategias innovadoras y accesibles para garantizar que todas las mujeres, independientemente de su situación, puedan recibir la atención necesaria para combatir esta enfermedad. 

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