Nuevo hallazgo revela cómo la Metformina logra controlar el azúcar en sangre

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La metformina proviene de la planta Galega officinalis, usada en la medicina medieval, y hoy es uno de los fármacos más recetados para la diabetes tipo 2.

Desde la década de 1990, la metformina ha sido uno de los medicamentos más utilizados para tratar la diabetes tipo 2. A pesar de su eficacia, hasta hace poco los científicos no comprendían completamente cómo funcionaba en el organismo. Ahora, una nueva investigación sugiere que la metformina no solo actúa en el hígado, sino que también juega un papel crucial en el intestino, ayudando a eliminar el exceso de glucosa y fomentando el crecimiento de bacterias beneficiosas que pueden mejorar la respuesta a la insulina.

Un nuevo mecanismo en el intestino

El estudio, publicado en la revista Communications Medicine el 3 de marzo de 2025, revela que la metformina aumenta la cantidad de glucosa que se excreta en el intestino, cuadruplicando este proceso en comparación con personas que no toman el medicamento. Una vez en el intestino, ciertas bacterias se alimentan de esta glucosa y la transforman en compuestos que pueden beneficiar la salud metabólica.

Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sobre la metformina se habían centrado en su acción sobre el hígado, donde mejora la respuesta de las células a la insulina y bloquea la producción de glucosa. Sin embargo, estudios previos ya habían sugerido que también podría tener efectos en el intestino, interfiriendo con la absorción de la glucosa en el torrente sanguíneo.

El doctor Wataru Ogawa, investigador de la Universidad de Kobe en Japón y autor principal del estudio, explicó que cuando las personas ingieren metformina, el intestino queda expuesto a altas concentraciones del medicamento. Esto provoca que el cuerpo elimine más glucosa en la luz intestinal (el espacio hueco dentro del intestino por donde pasan los alimentos y los desechos). Este fenómeno ocurre tanto en personas con diabetes como en aquellas sin la enfermedad, lo que sugiere que es una función fisiológica natural.

El papel de las bacterias intestinales

Para entender mejor este mecanismo, los investigadores analizaron muestras de heces de ratones tratados con metformina y descubrieron que las bacterias intestinales estaban transformando la glucosa en ácidos grasos de cadena corta (SCFAs, por sus siglas en inglés). Estas sustancias han demostrado mejorar la función de la barrera intestinal, reducir la inflamación y aumentar la sensibilidad a la insulina, lo que contribuye al control del azúcar en sangre.

El doctor José-Manuel Fernández-Real, investigador en la Universidad de Girona, comentó que la metformina podría favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas que se alimentan de azúcares simples. Estas bacterias pueden generar compuestos que influyen positivamente en la salud metabólica. Aunque el estudio detectó un aumento del 1% en la producción de SCFAs, los expertos señalan que estos ácidos grasos suelen ser absorbidos rápidamente, por lo que su impacto podría ser mayor de lo medido.

Limitaciones y futuras investigaciones

A pesar de estos hallazgos prometedores, el estudio tiene algunas limitaciones. Primero, los investigadores no evaluaron directamente cómo el aumento de SCFAs afecta la salud de los ratones a largo plazo. Además, la investigación incluyó solo a cinco pacientes con diabetes tipo 2, lo que hace necesario ampliar la muestra para obtener conclusiones más sólidas. Otro aspecto por considerar es que los experimentos en ratones se realizaron solo en machos, por lo que podría haber diferencias de género en la respuesta al medicamento.

El doctor Ogawa indicó que su equipo ya completó un ensayo clínico más amplio en humanos para analizar los efectos de la metformina en el intestino. Aunque aún están procesando los datos, hasta ahora no han encontrado diferencias significativas entre hombres y mujeres en la forma en que la metformina afecta la excreción de glucosa.

Un paso más en la comprensión de la metformina

Estos hallazgos refuerzan la idea de que la metformina actúa en múltiples frentes para mejorar el control del azúcar en sangre. No solo regula la producción de glucosa en el hígado y mejora la respuesta a la insulina, sino que también influye en la microbiota intestinal, promoviendo el crecimiento de bacterias que generan compuestos beneficiosos para la salud metabólica.

A medida que avancen las investigaciones, podríamos descubrir formas de potenciar estos efectos o incluso desarrollar nuevos tratamientos basados en la interacción entre el intestino y la diabetes. Mientras tanto, la metformina sigue siendo una herramienta clave en el manejo de la diabetes tipo 2, con un mecanismo de acción más complejo y fascinante de lo que se pensaba.

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